Uno de los motivos declarados para consumir alcohol reside en la presión de encajar en el grupo de iguales que socializan a través de la bebida. Asimismo, las creencias sociales que existen alrededor del alcohol y su poder de desinhibición, resultan muy alentadoras para las personas introvertidas. Con frecuencia se observa una estrecha relación entre el nivel de autoestima y el alcoholismo; pues el inicio en el consumo de alcohol radica, en ocasiones, en una infravaloración personal.
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Los factores psicosociales se interrelacionan estrechamente con factores biológicos o personales a la hora de iniciarse en el consumo de sustancias psicoactivas. Así, las creencias sociales que se le adjudican al uso del alcohol y la presión del grupo incentivan a muchas personas a beber alcohol. Si, además, el sujeto presenta un rasgo de personalidad determinado y una predisposición genética a desarrollar una adicción, el riesgo es mayor. Esto sucede con aquellas personas con problemas de baja autoestima y alcoholismo.
En otras palabras, las relaciones que tenemos pueden encender una mecha en el mecanismo adictivo que presentan algunos sujetos. Empezando por la relación más básica: la que tenemos con nosotros mismos y cómo nos aceptamos.
Esta incitación externa se produce mucho entre la población menor o juvenil. Pues los adolescentes consumen bebidas alcohólicas para pertenecer a un grupo de amigos. Necesidad que se refuerza aún más si padecen problema de autoestima. De hecho, diversos estudios corroboran la hipótesis de que los jóvenes con bajaautoestima muestran mayor riesgo de abusar del alcohol que aquellos que tienen una autovaloración positiva.
Sin embargo, también es cierto que el consumo de bebidas etílicas repercute en la salud mental del consumidor, mermando su autoestima y su autoconcepto. En parte, porque esta sustancia depresora provoca depresión e inestabilidad emocional en muchos usuarios. Pero también porque el estigma que existe en la sociedad hacia las personas alcohólicas fomenta su marginación social, lo cual hace mella en su autoestima.
Por tanto, no siempre está claro cuál es la causa y cuál el efecto en el binomio baja autoestima y alcoholismo. No obstante, analizaremos qué relación existe entre el nivel de autoestima y el riesgo de sufrir alcoholismo. Así como describiremos cómo interactúan una con otro.
El consumo de alcohol y la necesidad de pertenencia
Está demostrado que las personas que presentan baja autoestima son más propensas a beber en exceso que aquellas que disponen de una autoestima sana. Y es que la infravaloración personal hace que el individuo se deje influenciar por el ambiente, por sus iguales, en cuestión de consumo de alcohol. Seguramente llevados por el deseo de ser parte del grupo, para nutrir su necesidad de pertenencia.
Por otro lado, también las personas con baja autoestima recurren al consumo de bebidas alcohólicas para desinhibirse, para «ser ellos mismo», para superar la timidez. Por tanto, sí puede confirmarse, gracias a diversas investigaciones realizadas, que tener bajos niveles de autoestima supone un disparador. Una amenaza latente de hacer un uso abusivo del alcohol. Con el consiguiente riesgo de caer en la enfermedad del alcoholismo.
De hecho, muchos alcohólicos señalan que comenzaron a beber para tapar sus inseguridades y tener más facilidad de sobrellevar su vida social. A partir de ahí, su consumo se hizo más excesivo y descontrolado hasta llegar a la adicción al alcohol.
Esta realidad la vemos con frecuencia en el empleo abusivo de alcohol en los adolescentes. En efecto, muchos de ellos beben porque ven en el alcohol un método de engranaje social, un modo de intimar mejor con los otros. Al igual que sucede con el consumo de tabaco, otra droga legalizada que los jóvenes combinan a menudo con la bebida.
Sin embargo, no ponerle solución terapéutica a los problemas de autoestima y consumir drogas como remiendo para sentirse mejor, supone un error muy caro. Porque, como se ha comentado, puede llevar al individuo a manifestar una drogadicción que le estropee la vida. Tal como sucede con el alcoholismo, una enfermedad crónica considerada un problema de salud pública por las consecuencias sociales que provoca.
¿Cómo afecta el alcoholismo a la autoestima?
Lo curioso de todo esto es que no se experimenta una relación satisfactoria entre autoestima y alcoholismo. Ya que no se mejora la valoración propia con el uso de esta sustancia. Más bien todo lo contrario.
El alcoholismo es una dolencia cuyo impacto va más allá de la salud física y psicológica de la persona consumidora. También tiene un fuerte impacto social, por los problemas que causa a terceros. Pues el consumo excesivo de alcohol transforma incluso a las personas más tranquilas y tímidas, convirtiéndolas en agresivas, pendencieras o temerarias.
En este sentido, bajo los efectos del alcohol, el individuo se torna un ser conflictivo, en ocasiones violento. Suele generar tensiones familiares, peleas callejeras y poner en peligro la integridad física de terceras personas. Ello hace que la sociedad lo margine, lo rechace y lo estigmatice.
No en vano, aún existe la creencia popular de que los alcohólicos son sujetos viciosos, que beben por mero placer y voluntad propia. Pues no toda la sociedad está concienciada de que la adicción es una enfermedad y no un simple vicio. De ahí que las personas con problemas de alcoholismo tiendan a experimentar un fuerte rechazo, lo cual puede abocarles al aislamiento social.
El impacto de esta marginación involuntaria se traducirá en una autoestima frágil, en estados depresivos y en un auto-abandono progresivo. Especialmente, cuando se niegan a admitir que son alcohólicos y que el rechazo social tiene su raíz en sus problemas de alcoholismo. Antes bien, muchos de alcohólicos creen que los demás se alejan porque no se los acepta como son. Es decir, por su personalidad, su forma de ser.
Es entonces cuando esta marginación social hace mella en la autoestima de estos individuos. Lo que intensifica su adicción, toda vez que recurren al alcohol como mecanismo de defensa para tapar su dolor. Para «ahogar sus penas», como suele decirse.
Adolescencia, baja autoestima y alcoholismo
Un grupo social que se muestra sumamente vulnerable al consumo de alcohol es el formado por los adolescentes y los jóvenes . Pues en ellos se percibe de forma rotunda el peligro que entraña la relación baja autoestima y alcoholismo. Una realidad que se hace patente en el fenómeno del botellón o el alcoholismo de fin de semana.
Recurrimos a la encuesta Estudes para arrojar luz sobre esta peligrosarelación triangular de juventud-baja autoestima-alcoholismo. Según el presente estudio, el consumo de alcohol genera una importante alarma social entre los jóvenes de 14 a 25 años. Si bien, la franja de edad que más preocupaciones despierta es la conformada por adolescentes menores de 18 años.
Ahondando en los motivos que los empuja a consumir alcohol con regularidad —los fines de semana— y en exceso — atracones etílicos— encontramos las siguientes razones:
- El 14,5% de los jóvenes encuestados admiten beber alcohol para experimentar el efecto desinhibidor de la droga. Es decir, para sentirse más seguros, más extrovertidos y eufóricos. Lo cual indica un considerable sentimiento de baja autoestima.
- Por su parte, un 15,2% emplean alcohol buscando nuevas formas de diversión y experiencias intensas. Por tanto, es claro que no saben gestionar sus emociones con inteligencia emocional y aplicando sus propios recursos personales. Se vislumbra aquí una falta de autoconfianza.
- Mientras que un 15% de los jóvenes reconocen que beben para evadirse de la realidad, donde se sienten insignificantes y anodinos. Puede observarse entre líneas el uso de esta sustancia psicoactiva como modo de lidiar con una realidad que genera malestar emocional
- La mayoría de los jóvenes afirmaban que consumen alcohol para sentirse integrados a su grupo de iguales. De ahí que siempre beban acompañados por sus amigos o compañeros. De lo que se deduce que utilizan la bebida para satisfacer su necesidad de pertenencia. Lo cual también denota bajo autoconcepto.
Conclusión
Sin embargo, existe cierto grado de inconsciencia en los adolescentes y jóvenes, que no contemplan los riesgos que conlleva el uso abusivo del alcohol. Como tampoco contemplan la posibilidad de caer en el alcoholismo. De hecho, piensan erróneamente que son capaces de controlar su hábito y que consumir solo los fines de semana les evita caer en esta adicción.
Esta problemática social deja claro que dos cosas. Primero, que nuestros menores tienen un fácil acceso a lasdrogas legales y no consideran los peligros que entrañan para su salud. Segundo, que en un porcentaje nada desdeñable, las personas utilizan el alcohol y otras sustancias tóxicas para contrarrestar sus sentimientos de infravaloración.
No cabe duda de que la ecuación basada en autoestima y alcoholismo se retroalimenta a sí misma. Los problemas de baja valoración personal llevan a las personas a beber para buscar satisfacción inmediata. Mientras que el alcohol, como droga depresora, perjudica la salud mental y emocional.
Por tanto, para revertir esta situación, que incrementa el problema de salud pública que ocasiona el alcoholismo, urge elaborar y ejecutar intervenciones diversas. Especialmente educativas y de desarrollo emocional.
Si nuestra sociedad adolece de falta de amor propio, confianza y habilidades sociales, habrá que proveerles de recursos para reforzar su autoestima. Ello se conseguiría con una educación social centrada en la asunción de un estilo de vida saludable, el desarrollo personal y el buen manejo de la inteligencia emocional.En este aspecto, es necesario que las instituciones públicas, educativas y sociales unan esfuerzos para aplicar programas que promocionen el desarrollo personal y la educación en valores. Al tiempo que las familias fomenten en sus hijos una autoestima sana, que les inculquen que no necesitan recurrir a ningunadroga para ser aceptados ni para pasarlo bien.
Referencias consultadas
- Arias Molina, Y. & alt. (2019). Autoestima, ansiedad y depresión en adolescentes con consumo de riesgo de alcoholismo. Multimed, 23(3). Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1028-48182019000300406
- Armendáriz García, N. A. & alt. (2008). Efecto de la autoestima sobre el consumo de tabaco y alcohol en adolescentes del área rural de Nuevo León, México. SMAD. Revista eletrônica saúde mental álcool e drogas, 4(1). Recuperado de http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1806-69762008000100006
- Lizarzábal García, M. (2017). Baja autoestima y consumo de alcohol. ¿Tendrá alguna relación? Recuperado de https://www.higadosano.com/baja-autoestima-consumo-alcohol-tendran-alguna-relacion/
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