Contenido
Del uso al abuso de las bebidas alcohólicas
Más del 65% de la población española consume alcohol, si bien la mayoría no presentan problemas de abuso o dependencia al alcohol. Esta sustancia depresora legal se asocia a la vida social, las celebraciones y el tiempo de ocio. En este sentido, beber alcohol puede ser considerada -erróneamente- una conducta social positiva, siempre y cuando se haga con moderación.
El problema aparece cuando una persona consume bebidas etílicas sin medida a fin de contrarrestar un malestar emocional. O, en el caso de personas con trastorno por consumo de alcohol —o alcoholismo—, beber para reducir los síntomas de abstinencia. Como refleja el experto Enrique Echeburúa:
Las personas con problemas en la bebida no beben para estar bien, sino para no sentirse mal.
Cuando sentimos que necesitamos ingerir alcohol de forma abusiva para divertirnos o afrontar una vivencia desagradable estamos ante un problema. Nos referimos, por un lado, a beber en cantidades desmesuradas en un corto periodo de tiempo. Y, por otro lado, a consumir alcohol con frecuencia, como hábito.
En ambos casos, si se consume más allá de los límites establecidos, los efectos etílicos se empezarán a mostrar perjudiciales. Y es que toda sustancia nociva afecta al bienestar y la salud del sujeto, entendida esta en su vertiente integral biopsicosocial. No solo para el propio usuario, sino también para las personas que están a su alrededor.
No obstante, no siempre somos capaces de reconocer nuestros excesos ni nuestras debilidades. De ahí que, asumir que se está realizando un uso abusivo o una dependencia al alcohol suele ser complicado. Lo más habitual es que el propio afectado suele ser el último en admitirlo y que sean sus familiares quienes den la voz de alarma.
A continuación analizaremos aquellas señales que arrojen luz a la cuestión de cómo saber si se tiene un problema con el alcohol.
Señales de que se está haciendo un uso abusivo de la bebida
Al tratarse de una droga socialmente aceptada y fomentada, como sucede con la bebida alcohólica, es fácil caer en su uso abusivo. En líneas generales, tanto el consumir alcohol, como sufrir una borrachera —sobre todo los fines de semana— se considera normal. Podría decirse que nuestra cultura contribuye a ello. Pues, naturaliza la tendencia del abuso del alcohol como si no fuese un auténtico problema de salud.
Sin embargo, los profesionales sanitarios saben que el paso previo a llegar al etilismo es el consumo abusivo. Y esta fase también se considera una preocupación para la salud, además de resultar mucho más frecuente de lo que se piensa. Esta creencia popular de infravalorar el consumo excesivo de alcohol, y solo darle importancia al estado de alcoholismo, supone un peligroso error.
Esta aceptación social y enmascaramiento de la situación de abuso impide que se pueda realizar una detección temprana de este problema. Detección que, sin duda, evitaría males mayores, que van más allá del padecimiento de la enfermedad de alcoholismo. Pues, evitaría otro tipo de disfunciones sociales como: accidentes de tráfico, situaciones de violencia, aparición de dolencias asociadas, pérdidas de empleos, etc.
Algunas señales que alertan de que se está cayendo en un patrón de abuso del alcohol son:
- Beber con frecuencia para conseguir un estado de euforia y desinhibición.
- Recurrir a la bebida como vía de escape ante situaciones difíciles.
- Consumir altas cantidades de alcohol en soledad.
- Beber en horarios y circunstancias anómalas, por ejemplo, por la mañana o fuera de las comidas.
- Tomar alcohol sin control o continuar bebiendo a pesar de lo mal que uno se siente durante la fase de resaca.
Asimismo, el continuar bebiendo, a pesar de que nos cause problemas de salud o conflictos sociales, es un indicio importante. Pues, es un claro referente de que estamos perdiendo el control sobre la bebida y bebemos con compulsión.
Señales de que se ha desarrollado una dependencia al alcohol
Como comentamos anteriormente, la velocidad y la cantidad de consumo de alcohol pueden señalar una tendencia a sufrir dependencia al alcohol. Es decir, darse atracones de bebidas en poco tiempo y mantener esta costumbre en el tiempo puede llevar a desarrollar alcoholismo.
Una de las maneras de saber que estamos sufriendo un problema de adicción a la bebida es presentar algunos de estos rasgos:
- Desarrollar tolerancia a los efectos del etanol. Esto significa que debemos consumir más cantidad de alcohol para conseguir el efecto que buscamos de él.
- Presentar una necesidad casi imperiosa de beber y hacerlo cada vez con más frecuencia y en exceso.
- Tener dificultad para detener el consumo y realizar más ingestas de alcohol que la esperada en un principio. Esto incluye el haber tenido intenciones de abandonar el hábito de beber, pero que dichas tentativas no prosperen.
- Invertir cada vez más tiempo consumiendo bebidas alcohólicas y tardar cada vez más en recuperarse de sus efectos.
- Padecer el síndrome de abstinencia. Es decir, problemas psicológicos de malestar, ansiedad, depresión, irritabilidad o temblor de manos, entre otros cuando se ha suspendido el consumo. Y tener que recurrir de nuevo a la ingesta de alcohol para calmar tales síntomas de abstinencia.
- Haber tenido incidentes sociales, laborales o familiares por culpa de la bebida. Lo cual incluye la pérdida de rutinas o actividades importantes, así como episodios de absentismo a causa de esta dependencia.
- Seguir tomando alcohol a pesar de sus repercusiones negativas. Entre ellas cabe señalar: accidentes físicos, de tráfico, laborales, conflictos con otras personas, incapacidad para atender los compromisos, etc.
- Presentar alteraciones de carácter notables. Estar más malhumorados, susceptibles, olvidadizos, débiles, con estados de ánimo depresivos, etc.
Si se han experimentado al menos tres de estos fenómenos en el último año, entonces se ha entrado probablemente en la espiral del alcoholismo.
Conclusión
Tanto en España como en Europa el alcohol es uno de los mayores responsables de morbilidad y muerte prematura. Su impacto negativo en la salud pública es indiscutible. Además, no solo afecta a personas con trastorno por consumo de alcohol, sino también a quienes no realizan consumos elevados.
Algunos estudios revelan que la porción de españoles que consumen etanol a diario es de las más elevadas de Europa. Como también lo es la proporción de personas que beben más de cinco bebidas alcohólicas seguidas. De hecho, se estima que el 10% de la población padece una adicción al alcohol.
Sin embargo, cuando se advierte sobre los peligros de la sustancia etílica o de personas con problemas en su uso, pensamos solo en el alcoholismo. Es decir, pensamos que solo las personas adictas a esta droga tienen un problema de salud y comportamiento.
Y he aquí uno de los grandes errores, que dificulta la posibilidad de poder desarrollar un diagnóstico precoz de este drama. Esto es el pensar que los individuos que consumen alcohol de forma exagerada o anormal, pero de forma interrumpida, no padecen un problema serio. En realidad, dicho abuso está en la base de los trastornos por consumo de alcohol y trae consigo numerosos perjuicios sociales y personales.
Los riesgos relacionados con el alcohol se manifiestan en enfermedades, mortalidad evitable, problemas sociales y un serio problema de salud pública. De ahí que sea fundamental detectar lo antes posible un consumo imprudente de bebidas etílicas y tratar de solucionar este problema.
Con todo, la persona que necesita ayuda cuenta con centros de tratamiento especializados para abandonar su mal hábito y superar la enfermedad de adicción . En ellos trabajarán la desintoxicación y la deshabituación. La primera, como modo de tratar los síntomas de la abstinencia y aligerarlos. La segunda, como procesos psicosociales, basados en psicoterapias, que ayudan a evitar futuras recaídas. Gracias a esta ayuda profesional los alcohólicos podrán recobrar su calidad de vida y su salud.
Referencias consultadas
- Duffy, D. N. (2015). Consumo de alcohol: principal problemática de salud pública de las Américas. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=333141094004
- Echeverría, E. (2001). Abuso de alcohol. Madrid. Editorial Síntesis.
- Pascual, P. F., & Guardia, S. J. (2012). Monografía sobre el alcoholismo. Socidrogalcohol. Recuperado de http://www.beveumenys.cat/_Adm/upload/docs/ITEMDOC_583.pdf
- Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
Deja una respuesta