El alcohol provoca, como cualquier adicción, una disminución la calidad de vida del consumidor. Además de que su consumo prolongado reduce sensiblemente la esperanza de vida.
Sin embargo, como droga legal, el alcohol tiende a percibirse como menos dañina que las drogas ilegales. A ello se debe a que vivimos en una sociedad que promueve inconscientemente la cultura del alcohol al relacionarlo con el tiempo de ocio.
Con todo, la realidad demuestra que un consumo abusivo de alcohol conlleva consecuencias psicológicas nefastas. Cabe mencionar también las consecuencias físicas como, por ejemplo, que actúa como inhibidor de la vitamina b1.
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¿POR QUÉ CONSUMIMOS ALCOhol?
Es evidente que dos de los motivos fundamentales por el cual las personas tienden a beber alcohol son psicológicos. Y es que con su ingesta se pretenden superar ciertas dinámicas o estados de ánimos personales , estos motivos relacionados con el consumo de alcohol son:
La primera razón tiene que ver con la intención de conseguir la aceptación o el sentido de pertenencia a un grupo de iguales. Este es el principal motivo por el cual los adolescentes entran en la cultura recreativa vinculada al alcohol; pero también estas dinámicas de comportamiento suceden en personas adultas. Queremos compartir momentos distendidos, donde nos sintamos liberados y desinhibidos (principalmente las personas introvertidas). Y las sustancias etílicas, tan al alcance de cualquiera, se muestran eficaces para lograr ese estado de relajación y extroversión.
El segundo factor que lleva a consumir sustancias etílicas se centra en la necesidad de evadirse de una realidad desagradable. Ya sea porque nos provoca mucha frustración personal; porque cargamos exceso de estrés debido a situaciones de mucha presión; o porque estamos atravesando algún hecho traumático que queremos superar, pero no tenemos recursos psicológicos propios para lidiar con esa incomodidad. En estos casos, el consumo de alcohol se realiza con la intención de sentir sus efectos sedativos. Con el fin de «olvidarse de la dura realidad»; para liberarse de los malestares y las tensiones que experimentamos en la vida cotidiana. En suma, para sentirnos más capaces de sobrellevar las circunstancias complejas y exigentes que atravesamos.
En ambos casos, existe la creencia errónea de que el uso de alcohol, así como de otras sustancias psicoactivas, nos ayuda a no sentirnos tan vulnerables; y, por tanto, a sabernos más empoderados y suficientes para lidiar con nuestros mayores obstáculos. Sean éstos circunstancias externas o características internas de nuestro modo de ser.
¿CÓMO AFECTAN LAS SUSTANCIAs ALCOHÓLICAs?
Así, si en los primeros contactos que guardan relación con el alcohol, el consumidor obtiene sensaciones positivas, placenteras, de recompensas, las mismas sustancias van produciendo un efecto de refuerzo en el cerebro. Es decir, el individuo se ve inducido a repetir el consumo porque el etanol va creando dependencia en el organismo. Esto se debe a que las drogas actúan sobre estructuras cerebrales donde residen las recompensas naturales que provoca el propio cerebro per se. Nos referimos a la llamada dopamina.
Con que una sustancia altamente adictiva eventualmente será percibida por el organismo como una sustancia necesaria y una acción recompensada. Sin embargo, a mayor consumo, mayor es la tolerancia (adaptabilidad) que muestra el organismo hacia la droga; con lo cual, los efectos del alcohol se van atenuando en el cuerpo. Eso exige una mayor cantidad de dosis para alcanzar los efectos deseados. Así, se va creando la dependencia a esta sustancia, a pesar de su elevado grado de toxicidad para la salud.
Ahora bien, el riesgo de dependencia a beber alcohol no solo viene dada porque el individuo lo necesite para alcanzar un cierto grado de bienestar; sino también por la importancia que adquirió la presencia de esta sustancia en las estructuras cerebrales. De hecho, su ausencia provoca el llamado Síndrome de abstinencia, que implica toda una serie de molestias físicas y psicológicas en los periodos en los que no se consume. Entonces, la ingesta de alcohol puede verse motivada más por la intención de apaciguar las molestias de la abstinencia, que por el placer que le reporte su uso. De esta forma, el consumo de bebidas etílicas ya no se efectuará por motivos positivos, sino por mera dependencia.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DERIVADAS DEL CONSUMO DE ALCOHOL
Aunque esta sustancia psicoactiva pueda sentirse como un estimulante cerebral, no lo es. Esto es debido a la euforia o la excitación que infunde en un primer momento de su toma; lo cierto es que se trata de un depresor, es una sustancia sedativa. Sí, es un estimulador de la conducta desinhibida; pero en esencia es un potente sedante. Significa que al final del proceso de intoxicación etílica, el sistema nervioso central (SNC) se siente anestesiado, lo que ayuda a mitigar la ansiedad o la excitabilidad del bebedor.
La ingesta de alcohol afecta en el estado anímico del individuo, y a largo plazo, altera el carácter. Así, suelen ser habituales los estados de irritabilidad, mal humor y perspicacia exagerada. Lo cual ya da una pista relevante sobre las consecuencias psicológicas que el uso abusivo de las sustancias etílicas acarrea.
CUADROS DEPRESIVOS
En algunos casos la tendencia a la depresión puede ser un problema particular latente en el consumidor; y quizá el motivo por el cual la persona se aboca al consumo de alcohol.
La sensación de tristeza, de inutilidad, la falta de ilusiones, la desidia o la incapacidad para saber disfrutar de la vida,… Todo ello crea en el individuo una sensación de vacío y malestar, que el consumo de abusivas cantidades de alcohol, con sus efectos confusos, incrementa. Sobre todo después de que sus efectos positivos hayan desaparecido.
La desvitalización asociada a la carencia de bienestar que genera el consumo de sustancias etílicas; así como las problemáticas psicosociales que provoca (como el rechazo), pueden empujar al aislamiento social. Y, en consecuencia, los estados depresivos se recrudezcan.
DISTORSIÓN DE LA REALIDAD
La pérdida de contacto con la realidad, al igual que la distorsión de los recuerdos, se incentiva con el uso nocivo de alcohol, lo que implica:
- Formación mental de ideas falsas
- El autoengaño (como la negación de tener problemas de adicción a la bebida)
- Desconfianza hacia los demás
- Déficit de atención y razonamiento confuso que llevan a malinterpretar la realidad
Un aspecto importante en este sentido es la aparición de los celos patológicos. Se trata de celos infundados y reavivados por la actitud que la bebida promueve en casos de ingesta excesiva de alcohol. Pero si además se contempla la posibilidad de que la bebida suscite la agresividad del alcohólico; entonces la problemática puede agravarse y resultar peligrosa para quienes están a su alrededor.
INMADUREZ EMOCIONAL
La inmadurez emocional engloba los siguientes aspectos:
- baja autoestima
- sensación de fracaso y de inutilidad
- irresponsabilidad o falta de interés
- reacciones impulsivas y agresivas
- poca tolerancia a la frustración y a la insatisfacción
En este sentido, gran parte de las conductas inmaduras de la persona bebedora se debe al rechazo familiar o social que padece. Son las llamadas consecuencias psicosociales que trae consigo el abuso de alcohol. Las más habituales son:
- conflictos familiares
- problemas laborales y académicos
- el rechazo por parte de amistades o compañeros
- tendencia a aislarse
Estas nefastas consecuencias psicológicas surgidas por el consumo del alcohol, influyen sobremanera en la inestabilidad de la persona. La sensación de soledad en las personas alcohólicas los vuelve más vulnerables y más incapaces de afrontar las tensiones cotidianas. Recordemos que el alcohol deteriora las funciones cerebrales superiores que tienen relación con el raciocinio, la comunicación y las emociones . Ello influye tanto en el desarrollo de una conducta madura y empática en el sujeto, como para relacionarse óptimamente con el entorno.
TRATAMIENTOS TERAPÉUTICOS CENTRADOS EN LA RECUPERACIÓN PSICOLÓGICA
La dependencia al consumo de alcohol, así como a otras sustancias psicoactivas, es una enfermedad con un fuerte componente psicológico y causa un importante daño cerebral. Así, la mente y la personalidad del sujeto juegan un rol fundamental en el inicio, mantenimiento e incremento del consumo. Por ello, la psicoterapia resulta clave en todo el proceso de tratamiento de desintoxicación. Siempre, claro está, insertada dentro de un programa de atención integral; es decir, que trabaje los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del consumidor. Sin embargo, desde la disciplina de la psicología se puede tratar el alcoholismo (o la drogodependencia) mediante técnicas de apoyo psicológico; reeducación de hábitos; autorregulación emocional; reducción de la ansiedad; etc. Todo ello en pro de modificar las consecuencias psicológicas derivadas del consumo nocivo de alcohol.
De tal manera, la posibilidad de revertir las dinámicas psicológicas nocivas está al alcance de toda persona dependiente que desee rehabilitarse.
En los centros especializados en el tratamiento de adicciones como el Instituto Castelao se trabaja con ahínco en la aplicación de terapias psicológicas efectivas; pues, se busca restaurar la salud mental y el equilibrio emocional de los pacientes. La finalidad de estos tratamientos terapéuticos es el desarrollo personal de todo individuo que haya padecido una adicción a las drogas.
Porque la manifestación de nuestro mundo externo tiene como base el estado anímico y la autoconfianza que experimentamos en nuestro mundo interno.
CONCLUSIÓN
Quien busca conseguir sensaciones agradables (ya sean desinhibidas; ya sean sedativas) en el consumo de alcohol; ha de tener presente que su ingesta puede generar una adicción peligrosa que afectará a su salud en muchos ámbitos. Entendiendo el término salud tal como lo describe la OMS: «completo bienestar físico, psíquico y social».
En aquellos casos en que el consumidor sea dependiente del uso de alcohol, es la droga quien domina su vida. Porque la propia ingesta de la sustancia centra su atención y motivación, en detrimento de otras facetas, que quedan abandonadas; el desarrollo personal y la vida social, principalmente. Lo que supone un impacto devastador en la salud mental o psicológica de la persona.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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