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Alcoholismo, enfermedad
El alcoholismo es un problema de salud pública en todo el mundo, suponiendo una grave amenaza al bienestar de la sociedad, ya que es la droga más consumida y perjudicial, aunque legal.
En 1976 la Organización Mundial de la Salud definió el “síndrome de dependencia del alcohol” como un trastorno de conducta crónico; manifestado por un estado físico y psíquico, que conduce compulsivamente a ingestas de alcohol excesivas. El consumo puede darse de forma repetida, continua o periódica y acaba afectando no solo la salud del adicto, sino también su entorno social, familiar y laboral.
En el mecanismo del alcoholismo se ha detectado (mediante resonancias magnéticas); una disfunción de la neurotransmisión dopaminérgica central; es decir, los circuitos de transmisión de información entre neuronas no funcionan normalmente.
Efectos del alcohol en el cerebro: Daños cerebrales
La intoxicación alcohólica aguda produce hiperexcitabilidad del córtex, síndrome confusional y amnesias o lagunas de memoria.
El consumo de alcohol afecta directamente al cerebro, cambiando la materia o sustancia blanca de este órgano. Es decir, modificando las fibras que comunican distintas partes del cerebro.
Concretamente algunos de los efectos del alcohol en el cerebro son:
- Visión borrosa
- Dificultad al caminar y al hablar (coordinación)
- Lentitud al reaccionar
- Pérdida de memoria o lagunas
- Afectación en los huesos (incluso desgaste)
- Demencia
- Cáncer
- Deterioro cognitivo
- Agravamiento de trastornos mentales
- Episodios psicóticos
- Alucinosis alcohólica (alucinaciones y paranoias)
Dinámica familiar en caso de alcoholismo
Las familias con algún miembro alcohólico se han estudiado como modelos de funcionamiento familiar disfuncional.
Se ha demostrado que convivir con un alcohólico puede general en los niños déficits cognitivos; que derivan en trastornos de aprendizaje, niños con incapacidad para aprender.
La pareja del adicto puede parecer la figura más victimizada por su cercanía emocional. Pero en muchas ocasiones es precisamente la pareja un apoyo fundamental para mantener el problema, probablemente por su codependencia -de la que hablaremos más adelante-.
En una pareja con problemas de adicción se establece una relación compleja por el proteccionismo natural que suele desarrollarse entorno al adicto. De la misma forma que el adicto pasa por una fase precontemplativa; en la que no es consciente de su condición de enfermo adicto, la pareja vive la fase de tolerancia. En esta fase, la pareja perdona, resta importancia, cree y confía en el adicto; manteniendo una actitud pasiva frente al consumo de alcohol de su pareja. Luego llega la fase de inquietud del cónyuge, en la cual empieza a intentar controlar los consumos del adicto. Finalmente, la etapa de intolerancia y defensa implica intentar resolver el problema haciendo entender al enfermo que necesita ayuda para superar la adicción.
El papel fundamental de la pareja del adicto en su vida hace señalar la importancia de las terapias de pareja en el proceso de recuperación del alcoholismo.
La adicción perjudica gravemente el núcleo familiar; y las parejas y familias suelen estar desestructuradas y muy dolidas; por lo que aprovechan las terapias familiares y de pareja para entender la enfermedad y explicar sus experiencias propias al respecto. Esto conlleva un trabajo de crecimiento personal y autoconocimiento que ayuda a los miembros familiares a mejorar su relación con el adicto y consigo mismos.
Repercusión del alcoholismo parental en los hijos
La evidencia científica demuestra que la familia del alcohólico presenta mayor riesgo de psicopatologías. Las familias con progenitores alcohólicos desarrollan una dinámica familiar que repercute negativamente en el desarrollo personal de los hijos.
Para hacernos una idea, en un hogar con padres alcohólicos, son los hijos los que asumen la responsabilidad de:
- Mantener en condiciones la vivienda.
- Conservar la unión que pueda haber entre los miembros de la familia.
- Cuidar a los padres.
Esto se debe a que los padres (como cualquier adicto) basan su vida en el consumo; abandonando el resto de las obligaciones o responsabilidades a llevar a cabo. Estos factores influyen en el proceso madurativo de los hijos, debiendo madurar estos antes de lo que les correspondería según su edad.
Los hijos de alcohólicos desarrollan codependencia. Esto es, debido a los cuidados intensivos y la súper protección que dan a sus padres enfermos, prácticamente se vuelven adictos a ellos; llegando casi a olvidar su identidad. Viven por y para ayudar, facilitar o mejorar la vida de sus padres.
Rasgos heredados
Revisando literatura científica sobre alcoholismo parental y psicopatología infanto-juvenil, vemos que los rasgos problemáticos que aparecen con más prevalencia en hijos de padres alcohólicos (HDA) son:
- Tendencia al consumo de alcohol. Los hijos de alcohólicos tienen más probabilidad de desarrollar un consumo de alcohol abusivo, 3 veces superior a la media de población general.
- Prevalencia de problemas cognitivos: los HDA tienen riesgo de
- menor rendimiento cognitivo,
- déficit de aprendizaje,
- retraso escolar y
- puntuaciones inferiores a la media en los tests de inteligencia.
- Depresión. Se estima que tienen 3 veces más probabilidades de sufrir depresión que los hijos de padres no alcohólicos.
- Baja autoestima. Generalmente el alcoholismo de los padres afecta en la autoestima de los hijos, degradándola.
- Ansiedad. En HDA aparece 2 veces más sintomatología ansiosa que en la población general.
- Rasgos de personalidad antisocial, impulsividad e hipomanía que pueden derivar en conductas delictivas.
La medida preventiva más eficaz y segura es, obviamente, mantenerse en la abstinencia. Ya que podría pensarle que precisamente los HDA tienen un factor de protección respecto a abusar del alcohol por los episodios vividos con sus padres. Pero nada más lejos de la realidad.
Bibliografía
- Efectos dañinos del alcohol en el cerebro. (s/f). Value Options. Recuperado de: http://www.valueoptions.com/spotlight_YIW/pdfs/spanish_articles/alcohol_damaging_effect_on_the_brain.pdf
- Estruch, R. (2002). Efectos del alcohol en la fisiología humana. Adicciones, 14(1). Servicio de medicina interna. Hospital Clínic. Barcelona.
- SINC. La ciencia es noticia. (abril 2019). El daño cerebral inducido por el alcohol no cesa al dejar de beber. Recuperado de: https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-dano-cerebral-inducido-por-el-alcohol-no-cesa-al-dejar-de-beber

Redactora de comunicación y Community Manager en el Instituto Castelao.
Hola
felicidades por el post, me resultó muy interesante y lo habéis desarrollado muy bien el tema
saludos y gracias
Hola Sara, muchísimas gracias por tus palabras y por compartir tu opinión. Saludos.