Si se considera que el consumo de sustancias afecta los mismos sistemas de neurotransmisión que producen las enfermedades mentales. Entonces, nos podemos plantear una pregunta: ¿qué fue primero, la enfermedad mental o el proceso adictivo?. En los últimos años, desde la psiquiatría, las neurociencias, la psicología y las ciencias sociales se busca dar respuesta a este interrogante. Hoy te hablamos de las enfermedades mentales derivadas del alcoholismo.
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Historia del alcoholismo
Actualmente, poseemos un gran conocimiento respecto al consumo de alcohol. Esta sustancia ha acompañado a la humanidad desde sus inicios; casi todas las sociedades civilizadas han desarrollado algún tipo de bebida derivada del alcohol. Con la producción del alcohol se ha creado una serie de conceptos e ideas relacionados con el consumo del mismo.
Hipócrates observó la “locura alcohólica” como un efecto del abuso del alcohol. Sin embargo, la prescripción del vino para diversos padecimientos era algo común en la práctica médica.
Durante el renacimiento se perfeccionaron las maneras de producir alcohol. Se empezaron a usar alambiques para su destilación o la elaboración de la cerveza. Además, se comenzó a relacionar el alcoholismo con posesiones del diablo o como un vicio de la personalidad.
Es durante el siglo XX que los problemas asociados al consumo de alcohol se comenzaron a estudiar en forma científica. Se empezaron a aplicar los primeros tratamientos y a desarrollar teorías para el enfoque terapéutico. Este enfoque empezó a tener como base la investigación neuroquímica, genética y neurofisiológica. En esta época se desarrollaron trabajos pioneros como:
- Los de Jellinek, respecto al alcoholismo como enfermedad.
- Los de Bill y Bob, para la recuperación de los alcohólicos, los cuales posibilitaron la creación, en 1939, de Alcohólicos Anónimos.
Esto motivó el desarrollo de investigaciones. Fue en 1956 cuando la Asociación Médica Americana (AMA) recomendó considerar al alcoholismo dentro del contexto de la práctica médica. En esa misma década, la Organización Mundial de la Salud decidió incluir al alcoholismo en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
¿A qué nos referimos con salud mental?
La Organización Mundial de la Salud define la salud como el estado completo de absoluto bienestar tanto físico como a nivel mental y social. En los últimos años, esta definición ha cobrado relevancia por el énfasis que pone en la salud mental como una condición imprescindible, mediante la cual no se puede alcanzar el desarrollo integral y el óptimo funcionamiento de las personas en la comunidad.
Las enfermedades mentales representan al menos 13% de la carga mundial de enfermedad. Este porcentaje se obtiene a través de un indicador que sirve para mostrar cuáles son las enfermedades que producen muerte de manera más prematura; este indicador es el denominado Años de Vida Saludables Perdidos (AVISA). Según este indicador, las enfermedades mentales tienen este porcentaje debido a una combinación de factores como la alta prevalencia de dichos trastornos en la población, la presencia de las mismas en la vida de las personas y el espectro amplio de consecuencias que generan y afectan diferentes áreas como la salud, educación, empleo, relaciones sociales, situaciones legales (crimen), violencia y estigma social.
Doble carga: enfermedad mental y alcoholismo
Esta condición de AVISA por enfermedad mental se ve agravada por el consumo de sustancias psicoactivas, lo que ocasiona una doble carga en las personas con dichas problemáticas, que impactan de igual manera a su familia. Las sustancias psicoactivas como el alcohol, el tabaco o las drogas, modifican los pensamientos y la conducta, en el largo plazo ocasionan cambios en el cerebro que conllevan al consumo compulsivo de las mismas, lo que resulta en la instauración de un proceso adictivo. Lo cierto es que las personas enfermas de alcoholismo tienen mayor riesgo de sufrir problemas psiquiátricos.
Por lo tanto podemos decir que sí, existen enfermedades mentales derivadas del alcoholismo.
En la actualidad sabemos que el alcohol provoca más de 60 enfermedades y es factor de riesgo para más de 200 padecimientos y condiciones de salud, incluyendo siete tipos de cáncer, enfermedades del desarrollo como los trastornos del espectro alcohólico fetal, accidentes, lesiones y suicidio; también es un determinante para condiciones psicosociales como violencia y pobreza.
Enfermedades mentales derivadas del alcoholismo
Según el DSM-IV (clasificación diagnóstica psiquiátrica) algunas de las enfermedades mentales derivadas del alcoholismo son:
- Delirium: es una forma grave de la abstinencia alcohólica. Involucra cambios repentinos e intensos del sistema nervioso o mentales.El delirium tremens se puede presentar cuando usted deja de beber después de un período de consumo excesivo de alcohol, especialmente si no ingiere suficiente alimento. El delirium tremens también puede ser causado por un traumatismo craneal, infección o enfermedad en personas con antecedentes de alto consumo de alcohol.
- Demencia persistente: El alcohol puede producir un cuadro demencial leve y lentamente progresivo que puede tardar de diez a veinte años en producirse. También el alcohol puede provocar síndromes de deficiencias vitamínicas y nutricionales que cursa con demencia (déficit de tiamina, niacina o vitamina B12). Por último el alcoholismo puede provocar síndromes demenciales a causa de traumatismos cerebrales (hematomas subdurales) o a consecuencia de una encefalopatía hepática.
- Ideas delirantes o alucinaciones – Trastorno psicótico: El consumo de alcohol condiciona diferentes grados de desinhibición conductual, se reconoce internacionalmente como un factor criminógeno de primer orden y conlleva repercusiones médico-legales, agravadas si aparecen síntomas psicóticos asociados.
- Trastorno del estado de ánimo: los trastornos del estado de ánimo inducidos por el consumo de alcohol incluyen una alteración anímica que aparecen durante o en el mes siguiente a una intoxicación por sustancias o abstinencia de las mismas.
- El trastorno de ansiedad: el alcohol aumenta la acción del GABA y antagoniza al glutamato. Ambos neurotransmisores se encuentran implicados en la aparición de los trastornos de ansiedad. El glutamato también es mediador de la intoxicación y de los efectos crónicos del alcohol, cuyo abuso genera un estado de hiperglutamatergia.
- Los trastornos sexuales: las personas enfermas de alcoholismo pueden presentar alteraciones de la respuesta sexual, como pueden ser dificultades para lograr la excitación sexual o una significativa reducción en la frecuencia o intensidad.
- Esquizofrenia: trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal.
Referencias consultadas
- Zabicky Sirot G. Salud mental y consumo de alcohol. RIIAD [Internet]. 13jun.2020 [citado 29may2021];6(2):3-. Available from: http://riiad.org/index.php/riiad/article/view/riiad.2020.2.01
- Delirium tremens. Extraído de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000766.htm
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