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Sobre la esclerosis múltiple
Una de las enfermedades neurológicas con más incidencia actualmente en la población es la esclerosis múltiple. Se trata de una inflamación crónica del cerebro y el sistema nervioso que aparece con más frecuencia en mujeres adultas jóvenes. Aunque otras franjas de edad y la población masculina no queda exenta de sufrirla.
No presenta demasiada homogeneidad de síntomas entre las personas que la padecen, por lo tanto no es sencillo pronosticar su evolución. No obstante, con el tiempo, los pacientes acaban desarrollando algún grado de discapacidad. Pues la comunicación entre el sistema nervioso y el cuerpo se va deteriorando cada vez más. En líneas generales, sus síntomas más comunes son: disminución de la fuerza, fatiga, limitación visual, pérdida del equilibrio y de la sensibilidad.
Aunque la esclerosis múltiple no tiene cura, sí existen diversos tratamientos. Ya sea para ralentizar el avance de la enfermedad, ya sea para remitir los síntomas de uno de sus brotes habituales. Con todo, la esperanza de vida para estos pacientes se reduce entre 7 y 14 años, según los datos estadísticos.
Como muchas dolencias incurables, las personas con esclerosis múltiple han de modificar los hábitos de vida y optar por un estilo saludable. Eso significa que se les recomienda no consumir ningún tipo de droga, sea alcohol, tabaco o sustancias psicoactivas ilegales.
En lo que respecta a cómo interfiere el consumo de alcohol en estos individuos, como cabe esperar, éste no resulta nada beneficioso. Si bien no se descubrió una relación directa de causa-efecto entre esclerosis múltiple y consumo de alcohol algunos estudios apuntan a ciertas interacciones perjudiciales. Esto es, se ha demostrado que su consumo puede acarrear empeoramientos en el desarrollo de la enfermedad. Al menos en aquellos casos de consumo abusivo o alcoholismo crónico.
A continuación veremos cómo se manifiesta el impacto negativo de la ingesta de alcohol en las personas con esta dolencia neurológica.
Las consecuencias del alcohol en los pacientes con esclerosis múltiple
El consumo de alcohol agrava mucho la, ya de por sí, delicada salud de las personas que padecen esclerosis múltiple. Principalmente, porque la sustancia etílica es una droga depresora del sistema nervioso, lo que produce mayor relajación e inestabilidad corporal. En consecuencia, los problemas de fatiga y falta de fuerza propios de la esclerosis múltiple se ven incrementados por el alcohol.
De hecho, estudios recientes confirman una influencia negativa asociada al consumo de alcohol excesivo o crónico sobre el curso de esta enfermedad. Así, existe un alto porcentaje de fallecimientos de pacientes con esclerosis múltiple con patologías motivadas por trastornos de alcohol. La razón estriba en que el consumo de alcohol genera infecciones —respiratorias, urinarias y otras inmunodepresoras. En aquellos pacientes con esclerosis múltiple dichos procesos infecciosos se agravan aún más.
Recordemos que el alcohol dispensa consecuencias muy nocivas para nuestra salud, a todos los niveles. Así, provoca relajación muscular y dificulta la coordinación de los movimientos corporales. Produce dolores de cabeza, náuseas, vómitos y temblores corporales. Aumenta, asimismo, el riesgo de disminuir muchas funciones cognitivas, generar cuadros depresivos y acrecentar situaciones de angustia o malestar emocional. Por no mencionar, las intoxicaciones que causa a todo el organismo, principalmente a nivel cardiovascular, respiratorio y hepático.
Además el consumo de alcohol incide en la aparición de hipertensión arterial, diabetes, accidentes cardiovasculares, cirrosis, pancreatitis y algunos tumores. Al mismo tiempo, puede contribuir a su obesidad, problemas de descanso y desarrollar mayor tendencia a estados depresivos o ansiosos.
Estos últimos factores pueden perjudicar el estilo de vida y la rutina que necesitan las personas con esclerosis múltiple. Ya que su propia enfermedad los aboca al cansancio severo y a desarrollar trastornos depresivos, debido a las limitaciones físicas que sufren. De ahí la importancia de que no consuman ningún tipo de sustancia psicoactiva nociva. Pues no traería más que consecuencias adversas para su bienestar.
Los riesgos de combinar los tratamientos medicinales y el alcohol
Por otro lado, los efectos tóxicos del etanol repercuten negativamente sobre los tratamientos médicos propios de la esclerosis múltiple. Sobre todo, por el impacto que puede generar la mezcla de ambos tipos de sustancias en el hígado. Ya que tanto los medicamentos como el consumo de alcohol tienden afectar su buen funcionamiento, causando un cuadro de hepatotoxicidad grave.
De igual modo, algunos tratamientos para la esclerosis están basados en corticoides. Estos, al combinarse con sustancias alcohólicas, pueden dar lugar a numerosas complicaciones orgánicas. Entre ellas, las más comunes son las reacciones adversas gastrointestinales.
Así las cosas, recurrir al alcohol, solo sirve para empeorar el estado psico-emocional y debilitar más la salud física.
Los pacientes con esclerosis múltiples deben mantener hábitos de vida saludables que potencien al máximo su cuerpo. Primero, para contrarrestar la fatiga generada por la propia dolencia; y segundo, para protegerlo de los efectos secundarios de algunos tratamientos farmacológicos.
Así pues, es conveniente que abstenerse de todo consumo de bebidas alcohólicas. Y, en caso de haber caído en una dependencia de éstas, deben comentarlo con su neurólogo o médico de cabecera; o acudir a un centro de desintoxicación. Sea como fuere, es una negligencia compaginar la calidad de enfermo de esclerosis múltiple con la afición a la bebida.
Conclusión
Por todo lo expuesto, se resalta la necesidad de instar a los individuos diagnosticados con esclerosis múltiple a abandonar todo consumo de drogas. Pero especialmente de la dependencia —o su uso abusivo— al tabaco y al alcohol. Pues, el riesgo que implican estas sustancias para estos pacientes se muestra muy costoso. Tanto por el alto nivel de hospitalizaciones como de situaciones de morbilidad y mortalidad que generan.
De ahí que sea primordial que los pacientes con problemas de alcoholismo u otras drogodependencias deban iniciar un tratamiento de desintoxicación. De esta forma, reducirán en gran medida las posibilidades de complicaciones derivadas de una interacción nefasta entre la esclerosis y su adicción. Sobre todo, cuando se tratan de situaciones de consumo de alcohol frecuente o de atracones etílicos puntuales.
En definitiva, la ingesta de alcohol daña a muchos órganos del cuerpo, lo que debilita aún más la salud de estas personas. Por tanto, hábitos como el empleo de bebidas alcohólicas, aún siendo moderados, resultan contraproducentes para quienes padecen esclerosis múltiple. La mejor opción, sin duda, será abandonar por completo el consumo de esta droga.
Referencias consultadas
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- Diaz-Cruz, C. & al. (2017). The effect of alcohol and red wine consumption on clinical and MRI outcomes in multiple sclerosis. Multiple sclerosis and related disorders, 17, p. 47-53. Recuperado de https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S221103481730144X
- Gili-Miner, M. & al. (2018). Esclerosis múltiple y trastornos asociados al consumo de alcohol: mortalidad atribuible, prolongación de estancias y exceso de costes hospitalarios. Neurología, 33 (6), p. 351-359. Recuperado de https://www.elsevier.es/es-revista-neurologia-295-pdf-S0213485316301736
- En forma (2018). Dudas al neurólogo: hábitos y esclerosis múltiple (primera parte). Recuperado de http://emforma.esclerosismultiple.com/blog/neurologia/dudas-la-consulta-del-neurologo-esclerosis-multiple-primera-parte/

Redactora de comunicación en el Instituto Castelao.
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