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Contexto de la problemática del consumo de alcohol en la juventud
En nuestras sociedades occidentales, el desarrollo del ocio recreativo nocturno se ha vinculado de forma funcional y simbólica a las drogas; y especialmente al consumo de bebidas alcohólicas. Así, en España, los jóvenes entre 14 a 18 años han consumido alcohol alguna vez en el 75 % de los casos; el 60 % se han emborrachado alguna vez. Y el 50 % de ellos no considera perjudicial para la salud el beber durante el fin de semana varias copas. Las cifras hablan por sí solas…
Los adolescentes son muy vulnerables a los efectos de las drogas y sus consecuencias altamente tóxicas e incapacitantes, porque se hallan en pleno desarrollo orgánico. A su vez, su consumo viene motivado por el contexto vital en que se encuentran. Es decir, en un momento donde se confrontan sus roles como menores y su evolución hacia una vida más autónoma. Una etapa de transición donde sus iguales cobran gran influencia; y se adentran en ritos de pasos que incluyen el contacto con sustancias propias de adultos.
Las razones de por qué los jóvenes consumen alcohol
No obstante, parte de las razones de por qué los jóvenes consumen alcohol a temprana edad hay que buscarlas en el contexto en que conviven. La sociedad actual, con su ritmo de cambios acelerados y sus influjos consumistas y competitivos, invita a experimentar más riesgos de los necesarios. Y los cambios de estilo de vida frenéticos merma la transmisión de unos valores efectivos y responsables de padres a hijos.
Asimismo, cierta desadaptación de muchos adolescentes y jóvenes a un mundo creado por adultos genera un sentimiento de rebeldía. Al igual que la asunción de distracciones insanas resulta un modo de evadirse. En este sentido, el alcohol y otras drogas adquieren una representación funcional en la vida de los jóvenes. Es decir, son un medio para integrarse a su grupo de colegas, para desafiar las normas establecidas por los adultos y sentirse más independientes.
Jóvenes, ocio nocturno y consumo de alcohol a temprana edad
Las dificultades sociales que encuentran en los jóvenes, con un futuro laboral incierto y precario, les motiva a vivir el día a día. Y no es de extrañar que contemplen su vida con cierto pasotismo, sin pensar en el futuro. A su vez, la publicidad comercial los incita a probar nuevas experiencias y a consumir constantemente como modo de tapar vacíos. Y siendo hijos de la sociedad del bienestar, conciben al ocio como un derecho y una necesidad que hay que atender.
La cultura del ocio en los jóvenes
Es evidente que los jóvenes de hoy en día disfrutan de una permisividad sin parangón. Los sistemas morales que imperan en la sociedad se han vuelto muy laxos en cuanto a la vida recreativa. Además, el paro juvenil y la prolongación de la estancia de los hijos en la vivienda familiar; influye en la tenencia de un estilo de vida ocioso.
En efecto, la cultura del tiempo libre y el consumismo se ha insertado con fuerza en la sociedad occidental. Para los jóvenes significa un tiempo para sí, lejos de la vigilancia y las exigencias familiares o sociales. Y dentro del tiempo de ocio, la vida nocturna se considera su espacio de libertad y convivencia con sus amistades.
La publicidad comercial los incita a probar nuevas experiencias y a consumir constantemente como modo de tapar vacíos
Sin embargo, la vida recreativa nocturna favorece el uso y abuso de alcohol y otras drogas. Este contexto viene avalado por una industria del ocio, cuya oferta y espacios destinados a la juventud incitan al gasto en locales, copas y drogas.
Esto influye mucho en la concepción que los adolescentes tienen del ocio nocturno. Así, si no pueden acceder al circuito de la vida nocturna comercial, se ven estimulados a experimentarlo en espacios abiertos o privados; de donde surge el fenómeno del botellón. Es así como en la sociedad contemporánea aparece el trino que aúna juventud, ocio y alcohol —u otras drogas; que parece responder a por qué los jóvenes consumen alcohol a temprana edad.
Los riesgos del consumo de alcohol en la adolescencia
Si hay una costumbre estrechamente ligada al mundo juvenil es la del alcoholismo de fin de semana. Si bien encuestas como ESTUDES confirman que esta tendencia se realiza principalmente entre jóvenes de 14 y los 25 años; la franja de edad que más conflictos y preocupaciones despierta en la sociedad es la que va de los 14 a los 18 años.
Y es que, los adolescentes cada vez se adentran más pronto al consumo excesivo de alcohol sin contemplar el enorme riesgo que conlleva. No solo por los efectos del alcohol en su salud física y mental; sino también por la influencia negativa que provoca en su autodominio emocional y su conducta social.
Pero, siendo las bebidas etílicas de comercialización legal y fácilmente accesible —a pesar de la prohibición de venta a menores—; y con presencia en la mayoría de sus hogares; resulta bastante comprensible que los adolescentes no perciban su riesgo. Además, el hecho de realizar consumos solo los fines de semana y considerar al alcohol un elemento social y recreativo; refuerza su percepción de sustancia inocua.
Los riesgos del alcohol a temprana edad
Sin embargo, el riesgo de consumir bebidas alcohólicas en menores de edad es mayor, si cabe, que en otras franjas etarias. La presencia de elevadas dosis de etanol en el organismo altera el correcto desarrollo del crecimiento en los adolescentes; pues su metabolismo aún no está preparado para soportar o neutralizar los efectos tóxicos del alcohol. Consecuencia de ello son las numerosas intoxicaciones etílicas en menores que se registran en las urgencias pediátricas u hospitalarias.
Por otra parte, las funciones cerebrales se ven especialmente afectadas por el consumo de alcohol juvenil, que suele darse en forma de atracones etílicos. De ahí que muchos adolescentes presenten a temprana edad:
- Alteraciones cognitivas
- Dificultad para la concentración
- Deterioro del sistema nervioso y su capacidad de reacción
- Impulsividad, susceptibilidad y agresividad excesivas
- Dificultad para tomar decisiones correctas
- Mayor tendencia al alcoholismo
¿Por qué los jóvenes consumen alcohol a temprana edad?
La edad actual de inicio al consumo de alcohol ha bajado a los 13 años, lo que constata una acción cada vez más precoz. Las motivaciones que la población juvenil alega sobre su decisión de consumir bebidas alcohólicas son diversas.
Por un lado, el beber alcohol es percibido como un ritual social de los jóvenes de transición a la vida adulta y recreativa. Ya que la idea de irse de copas o de botellón está estrechamente ligada a la socialización y el disfrute de la libertad. Según una encuesta difundida por fuentes gubernamentales, ésta es la motivación que mentan el 63,6 % de los adolescentes.
Por otro lado, los jóvenes o adolescentes que beben buscan experimentar el efecto desinhibidor de la droga. El sentirse más seguros, más extrovertidos y eufóricos, es la motivación del 14,5 %. A ello hay que sumar la curiosidad por experimentar nuevas sensaciones y nuevas formas de diversión —según el 15,2 % de los jóvenes—; así como la necesidad de evadirse de la realidad anodina y de las exigencias diarias, como declara el 15 % de los encuestados.
Motivaciones de los jóvenes para el consumo de alcohol
Y, por último, las motivaciones más relacionadas con el consumo de alcohol en menores; se vinculan a su necesidad de pertenencia a su grupo de iguales. La mayoría de los jóvenes afirmaban que consumían alcohol siempre acompañados por sus amigos o compañeros. De lo que se deduce que la bebida se considera un elemento socializador y de integración dentro del grupo.
Además, piensan erróneamente, que pueden controlar su hábito y que consumir solo los fines de semana les aleja de la posibilidad de caer en el alcoholismo.
Es aquí cuando se vislumbra la necesidad de mayores campañas y lecciones de prevención del uso de alcohol en adolescentes. Tanto por la parte familiar, como por las instituciones sociales.
Conclusión
El impacto en las conductas de riesgo de los jóvenes; y los problemas de salud que de ello se deriva se convirtió en todo un fenómeno social. Sin embargo, no existe una respuesta clara a la cuestión de por qué los jóvenes consumen alcohol a temprana edad; aún cuando conocen sus efectos negativos.
Lo que está claro es que sigue siendo poderosa la creencia social de considerar al alcohol como un hábito placentero e inocuo. En ello influye el que las bebidas alcohólicas están amparadas por la aceptación social y su calificación de droga lícita; lo que transmite un mensaje contradictorio para muchos jóvenes en cuanto a sus efectos nocivos.
Prevención del consumo de alcohol
Los programas de prevención y educación para la salud destinados a este colectivo son cada vez más numerosos. En este sentido; el objetivo de la prevención debe centrar sus esfuerzos en erradicar la idea de normalización del uso de alcohol como un hábito inofensivo. Se trata de enseñarles los efectos tóxicos que las drogas tienen para su salud y su calidad de vida. De ahí que sea de suma importancia fomentar en los menores factores de protección —como la autoestima y la responsabilidad—; así como un estilo de vida recreativo saludable.
Pero, para ello, es menester educar desde la responsabilidad personal, brindándoles información adecuada, apoyo emocional y orientación. El problema está en con frecuencia en el ámbito familiar; se trata el asunto de las drogas desde una óptica de prohibición tajante, pero carente de información. Lo que puede incitar a los más jóvenes a beber por mera rebeldía.
Sea como fuere, ante cualquier signo de alarma de que nuestros hijos adolescentes consuman bebidas alcohólicas de forma abusiva —o sustancias psicoactivas—; hemos de solicitar ayuda profesional. Desde los centros de desintoxicación se trabaja la prevención de adicciones o, en el peor de los casos, en la cura y rehabilitación de las drogodependencias.
Referencias Bibliográficas
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